Frío
Te quedaste con mis manos frías. No te importó si era invierno o primavera, dijiste que era bonita y me acompañaste en mis peores días... Te quedaste con mis manos frías, me diste un anillo de plata en la tarde soleada y dijiste que me amabas.
Pero nunca pude con ello. Las voces susurran a diario que no soy suficiente, comienzan a gritarlo después de las seis de la tarde. Mis lágrimas aún corren en las madrugadas, dicen que no te merezco. A veces las paredes también lo repiten y lloran conmigo en aquella soledad aplastante. El viento sopla y viene gritando que jamás llegaré a merecerte. Todo en este maldito mundo me recuerda que soy una escoria.
Y es cierto que soy una perdedora, él me abandonó por otras y a veces pienso que tú te irás corriendo a un buen ritmo. No tengo talento para hacer que las personas se mantengan, también soy una fracasada, mi tinta se esparce sin sentido y es un desperdicio de oraciones. No tengo piedad, a veces también destrozo corazones, almas y sonrisas... Estoy tan vacía de virtudes.
Y aún no me atrevo a atarme un cuchillo al cuello, aún no puedo sostener con suficiente firmeza ese frasco de pastillas y lo único que consigo es más llanto en la bañera, más preguntas, más rasguños en las muñecas y un par de cicatrices como recordatorio de mis malos comportamientos... No se por qué no consigo ser suficiente, no se por qué siempre vuelvo a hundirme. Cariño, agradezco el anillo de bodas, pero aún no puedo parar la sangre y ya ha quedado totalmente manchado. Todavía no he llegado a merecerte.
Perdón por llegar a tu vida... Se que te arrepentirás de haber elegido mis manos frías antes que su piel suave, lamentarás tus errores cuando veas las heridas en mis piernas y desees regresar a las visitas en casa de su madre. Perdón por llorar a escondidas y no contestar las llamadas, espero que no te arrepientas de cambiar sus mentiras por mis heridas...Lamento mucho que estés perdiendo el tiempo armando piezas que ya no tienen remedio.
Pero nunca pude con ello. Las voces susurran a diario que no soy suficiente, comienzan a gritarlo después de las seis de la tarde. Mis lágrimas aún corren en las madrugadas, dicen que no te merezco. A veces las paredes también lo repiten y lloran conmigo en aquella soledad aplastante. El viento sopla y viene gritando que jamás llegaré a merecerte. Todo en este maldito mundo me recuerda que soy una escoria.
Y es cierto que soy una perdedora, él me abandonó por otras y a veces pienso que tú te irás corriendo a un buen ritmo. No tengo talento para hacer que las personas se mantengan, también soy una fracasada, mi tinta se esparce sin sentido y es un desperdicio de oraciones. No tengo piedad, a veces también destrozo corazones, almas y sonrisas... Estoy tan vacía de virtudes.
Y aún no me atrevo a atarme un cuchillo al cuello, aún no puedo sostener con suficiente firmeza ese frasco de pastillas y lo único que consigo es más llanto en la bañera, más preguntas, más rasguños en las muñecas y un par de cicatrices como recordatorio de mis malos comportamientos... No se por qué no consigo ser suficiente, no se por qué siempre vuelvo a hundirme. Cariño, agradezco el anillo de bodas, pero aún no puedo parar la sangre y ya ha quedado totalmente manchado. Todavía no he llegado a merecerte.
Perdón por llegar a tu vida... Se que te arrepentirás de haber elegido mis manos frías antes que su piel suave, lamentarás tus errores cuando veas las heridas en mis piernas y desees regresar a las visitas en casa de su madre. Perdón por llorar a escondidas y no contestar las llamadas, espero que no te arrepientas de cambiar sus mentiras por mis heridas...Lamento mucho que estés perdiendo el tiempo armando piezas que ya no tienen remedio.
Comentarios
Publicar un comentario