De batallas
La tarde oscura y abrumada trajo un recuerdo a mi memoria, esa pesadilla sucedió el año pasado cuando soltaste mi mano y me quedé quieta en ese frío invierno. No llevaba abrigos y la nieve cayó despiadada para ocultar la sangre en aquella tierra muerta, no llevaba escudos y mi ejército estaba vencido, había una guerra completamente ganada por ti y yo estaba hecha pedazos en el centro, con los cañones aún apuntando. Recordé aquel trágico día en el que rompiste tu promesa. Tus pasos fueron firmes cuando diste media vuelta y caminaste sin prisa, alzaste tu bandera y marcaste un triunfo glorioso. Yo seguí llenando el cielo de llanto y mi vestido se tornó aún más rojo. Nadie tomó mi mano una vez que te marchaste, las risas hicieron eco y al final mi lucha solo fue un mal chiste. Pero me levanté cuando aquella nieve se fundió. Lavó la sangre en mis mejillas, limpió los trapos sucios que vestía y llevó toda mi euforia a un rincón elevado. Me levanté, para demostrar que podía reestablecer ...